y cuidarás las ovejitas verdes del monte paridoras oh baladoras sus orillas hasta el confín de sus balidos luego serás qué laguniñas niñaslagunas monteadoras serás la lecha más rocía y serás más más que la luna serás la luna repetida y repetida hasta mi hueso serás la flor reventoncita luego serás lo que yo quiera lo que vos quieras que te pida te apagaré tan mansamente boca con boca la sonrisa te moleré como quien muele silvestres bayas maduritas serás más luna que la luna por machacada revivivida Juan Carlos Bustriazo Ortiz
No existe ninguna operación, ni el más mínimo mecanismo industrial o financiero que no manifieste la demencia de la máquina capitalista y el carácter patológico de su racionalidad ( que no es en absoluto una falsa racionalidad sino la verdadera racionalidad de esa patología, de esta demencia, porque no hay duda de que la maquina funciona). No corre peligro alguno de enloquecer, porque ya lo está de punta a cabo y es efectivamente de ahí de donde extrae su racionalidad. En realidad todas las sociedades son racionales e irracionales al mismo tiempo: son racionales en sus mecanismos, engranajes y sistemas de conexión, e incluso por el lugar que asignan a lo racional. Sin embargo, todo ello presupone códigos o axiomas que no son fruto del azar pero que carecen, por su parte, de racionalidad intrínseca. La razón es siempre una región aislada de lo irracional. No al abrigo de lo irracional, sino atravesada por ello. En el fondo de toda razón esta el delirio, la deriva. En el capitalismo todo es racional salvo el capital. Entonces lo racional de una sociedad es el modo en que la gente persigue sus intereses y propone su realización. Pero bajo los intereses están los deseos, las posiciones de deseo que conforman un inmenso fluido, todos los flujos libidinales – inconscientes que constituyen el delirio de una sociedad. La verdadera historia es la historia del deseo.Un capitalista o un tecnócrata de nuestros días no desea de la misma manera que un mercader de esclavos u que un funcionario del antiguo imperio chino. Los miembros de una sociedad desean la represión, la de los demás y la de ellos mismos; siempre hay gente que quiere fastidiar a otra gente y que tiene la posibilidad de hacerlo “derecho” a hacerlo: ahì es donde se pone de manifiesto el problema de un vinculo profundo entre el deseo libidinal y el campo social. Un amor desinteresado hacia la máquina opresora. Lo característico del capitalismo con respecto a este problema es que en este sistema el delirio y el interés o e deseo y la razón se reparten de una manera totalmente nueva. En todas las sociedades hay explotación y también hay escándalos y secretos, pero ello forma parte del “código”. En el capitalismo las cosas son muy distintas: nada es secreto al menos en principio y según el código ( por ello el capitalismo es democrático y se reclama del lado de lo publico hasta en términos jurídicos). Sin embargo todo es inconsefable. La propia legalidad es inconfesable. Se trata de un régimen de lo publico y de lo inconfesable. Es lo propio del régimen del dinero; un delirio especialisimo. Todo es legal a grandes rasgos, además todo es publico, solo que todo es inconfesable. Si la izquierda fuera razonable se contentaría con divulgar los mecanismos económicos y financieros. No haría falta publicar lo privado, bastaría con confesar lo privado. Encontraríamos entonces una locura que no tiene parangón con la de los manicomios. En lugar de esto, nos hablan de ideología, pero esto no es lo importante, el punto central es la organización de poder. Porque la organización de poder es la manera en la que el deseo esta ya de entrada en lo económico y fomenta las formas políticas de la represión. Y es justamente el deseo el que organiza ese sistema represivo.-
Yo soy un hombre con una sonrisa maravillosa Yo soy una mujer que cuando entra a una iglesia, siente miedo Yo soy un hombre que no comprende el alma femenina Yo soy una mujer que cuando sea el fin del mundo quiere salir volando por el aire y disfrutarlo Yo soy un hombre demasiado racional Yo soy una mujer que hace dos años hace lo que quiere Yo soy un hombre que le daría a cualquiera Yo soy una mujer que nació con 4 kilos 800 y luna en sagitario Yo soy un hombre al que muy en el fondo le gustaría ser mujer
Yo soy una mujer que parece no enojarse nunca
Yo soy un hombre que puede hablar de cualquier cosa con cualquiera
Yo soy una mujer que cuando entra a un baño no puede dejar de ver si hay algo detras de la cortina
Yo soy un hombre al que le cuesta pedir
Yo soy una mujer que tiene dos aspectos bien marcados: uno extremadamente brillante, el otro extremadamente pelotudo
Hay sexos cortos Y otros cuelgan hasta las rodillas Rayados de amarillo y violeta Como la sombra del sol a través De la reja Y las mujeres, algunas huelen a caldo de conejo salvaje. Con tostadas es rico.