El deseo es la recarga de una huella mnémica de una supuesta satisfacción original...

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MIERCOLES DE NOVIEMBRE 20.30 HS.

Espacio Pata de Ganso.
Zelaya 3122.

5.7.08

Aportes de mi mamà

Coplas del Altiplano
Tradicional Anonimas


Minerito,minerito
hagamos una guaguita,vos poné la dinamita
Yo pongo el agujerito



Canciones de cuna criollas
Tradicional Anónimas

Negrito, qurés café?
No mama que me hace mal
Entonces, lo qué querés?
Negrita para pinchar.


Ambas del Libro EN La Penumbra del Deseo. Silvia Dupuy y Alicia Mariona.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fantastico...este blog me da ganas de comer cosas rojas...
Y me hizo recordar un libro que lei hace muchos años (y que me costo mucho encontar en el kilombo de mi biblioteca) de la autora Laura Esquivel llamado Tan veloz como el deseo y del cual me gustaria citar algunos párrafos...

..."La música del danzón inundaba la Plaza de Veracruz...Una pareja se distinguía entre todas las demás..Júbilo vestía un traje de lino blanco y Luz María, su esposa, un vestido de organza, igual de blanco. El color de sus ropas contrastaba con el tono bronceado de sus pieles...El calor del sol, acumulado en el interior de sus cuerpos, se escapaba en emanaciones de ardor, de pasión,de cachondería. Luz María movia las caderas suavemente, pero la sensibilidad que Jubilo poseía, provocaba que su mano amplificara el movimiento y lo percibiera como el de una ola efervescente, caliente, jaranera y disoluta, que aumentaba la temperatura de todo su cuerpo. Los dedos de Júbilo, acostumbrados a transmitir mensajes telegráficos a una velocidad extraordinaria, parecían reposar inocentemente sobre el nacimiento de la espalda de su mujer, pero no estaban inactivos, registraban en todo momento el movimiento, la fiebre, el deseo escondido bajo la piel. Cual antenas voraces, las yemas de sus dedos capturaban los impulsos electricos que el cerebro de lucha estaba enviando, como si fuera a el mismo a quien estuvieran dando la orden para seguir el ritmo de la música. Lucha no necesitaba palabras para decirle a su esposo lo mucho que lo quería y lo deseaba, ya que las palabras viajan a la misma velocidad del deseo y, por lo tanto, es posible prescindir de ellas al enviar un mensaje de amor. El único requisito para que puedan ser recibidas es contar con un aparato sensible y Júbilo lo tenía y de sobra, había nacido con él, lo tenía instalado en el centro de su corazón. Ahi podia recibir cualquier cantidad de mensajes siempre y cuando provinieran de otro corazón, no importa si la otra persona quería hacerlos públicos o no. Júbilo tenía la habilidad de interceptar los mensajes antes de que se conviertieran en palabras"...

Lo mejor viene despues asi que los/as invito a leerlo...
Cariños enormes!!!
Marianela.-

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D (de deseo)

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Ana Laura Ossés, Lucía Soto, Melina Martín, Georgina San Cristobal, Cecilia Mazza y Carolina Arandia. Artes Plásticas: Marcela Seoane Julian Pesce