El deseo es la recarga de una huella mnémica de una supuesta satisfacción original...
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MIERCOLES DE NOVIEMBRE 20.30 HS.
Espacio Pata de Ganso.
Zelaya 3122.
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Zelaya 3122.
29.9.08
10.9.08
Regalito de Alessandro
que si el fuego es el orgasmo
que si la concha es la parrilla
un aplauso para el asador
que el carbon es mi pija¨¨
que si la concha es la parrilla
un aplauso para el asador
que el carbon es mi pija¨¨
en las tinieblas
los canibales esperan por la ausencia
Imagenes entre humos:
un pseudo vampiro devorandose una vagina
de a mordiscos
gigantescos
suculentos
de gula canibal,
de sangre ganada
de concha hirviendo
Sus manos anguilas proyectan vapor
descargas electricas de coito animal
-Tu sexo es mi sexo-
dice con voz de puta
La duda no se presenta,solo miradas de cuerpos que se apetecen
Las eyaculaciones la envuelven en una manta de crema chantilly, un merengue
de acabadas violentas.
En el gemido final se dibuja una llama:
´´tengo carne y tengo clítoris
nada puede fallar´´
8.9.08
Fragmento de La Pornografía o el agotamiento del deseo , de Michella Marzano
"El otro que ante todo es reconocido por el sujeto como distinto , como diferente de él , parece perder transitoriamente en el momento del encuentro sexual , su alteridad: los dos deseos de encuentran, se mezclan , casi se confunden. Es es entonces cuando responden el uno al otro, cuando se instaura una suerte de comprensión íntima y cuando tiene lugar una experiencia fascinante y aterradora a la vez.
El goce erótico se presenta como una suerte de derrota, de "detumescencia". Pero la derrota nunca es total. El otro siempre queda mas allá de la sujeción. Sigue siendo aquello que no es posible apropiarse de forma definitiva y completa. El encuentro amoroso difiere en esto de cualquier otra relación: no es una lucha, ni una fusión, tampoco una forma de conocimiento.
Es la figura misma del encuentro con la alteridad y el misterio del otro.
El goce erótico se presenta como una suerte de derrota, de "detumescencia". Pero la derrota nunca es total. El otro siempre queda mas allá de la sujeción. Sigue siendo aquello que no es posible apropiarse de forma definitiva y completa. El encuentro amoroso difiere en esto de cualquier otra relación: no es una lucha, ni una fusión, tampoco una forma de conocimiento.
Es la figura misma del encuentro con la alteridad y el misterio del otro.
5.9.08
4.9.08
3.9.08
La verdad del deseo
Tenemos que comprender el deseo; y es muy difíl comprender algo que es tan vital , tan exigente, tan apremiante, porque en la saisfaccion misma del deseo se engendra la pasión, con el placer, y el dolor que la acompañan. Y si uno ha de comprender el deseo, es evidente que no debe haber opciones. Uno no puede juzgar el deseo como bueno o malo, noble o innoble, ni decir :" convervaré este deseo y rechazaré aquel otro". Todo eso debe ser descartado si hemos de descubrir la verdad del deseo- su belleza, su fealdado cualquier cosa que el deseo pueda ser
Krishnamurti
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